(Carla Díaz Rizaldos)
Era la primera vez que iba a montar en avión, y resultó muy divertido. Cuando llegamos a Polonia estaba muy nerviosa ya que no sabía con lo que me iba a encontrar, qué gente, qué familia, qué casa, qué comida…
Me acogió una familia de religión católica en una pequeña casa. Resultó ser una gente muy amable y cariñosa, sobre todo las dos hijas, la mayor que era la que participaba en el proyecto Comenius y su hermana de ocho años.
Allí conocí a gente de Eslovenia, Eslovaquia, Turquía y Polonia. Nos hicimos amigos y mantenemos el contacto a través de Facebook. Eso sí, mis amigos extranjeros tienen un nivel de inglés muy elevado pero veo que yo mejoro día a día cuando compruebo que soy capaz de comentar anécdotas vividas allí.
Aún recuerdo el último día, cuando nos despedimos acabamos llorando todos, porque no nos queríamos ir… ¡¡FUE FANTÁSTICO!!
Me gustaría aconsejaros a vosotros, alumnos/as, si tenéis la oportunidad de participar en un proyecto como este, APROVECHADLO. Merece la pena.